....:::: Fantasmas Numericos ::::.... - By Sky Light
Él mira tristemente las estrellas, de pie, frente al mar. Ella mantenía su distancia, todo lo que tenía que decir no tenía importancia alguna. ¿De que servirían palabras de amor a un ser que las a poseído todas? No era el momento, de seguro él ya conocía sus sentimientos desde hacía muchísimo tiempo, pero algo la había llamado a ese lugar, en la misma noche que él contemplaba las estrellas.
Algo en su mirada dejaba relucir la ausencia de su ser, aunque sus ojos se posaban en ellas, él no estaba allí. Su mente, su ser entero, inventaba universos inexplorados, lugares donde la fantasía no tenía principio ni fin. Su mundo, su realidad, su secreto.
Ella lo sabía, pero era tal su amor que jamás podría permitirse aceptar tal universo, uno en el que ella no estaba invitada.
-Sea como sea, él me llevará en su corazón. Pensó.- No importa como ni cuando, si algo he aprendido es que imposible resulta destruir lo que llevamos dentro.
-Es verdad. Interrumpió él.- ¿Qué haces aquí?
-¿Como pudiste saber en que pensaba?. Sus ojos no dejaban pasar por alto su sorpresa.
-Te olvidaste de una parte importante de todo esto. Comentó riendo.- Cuando habla el corazón, lo hace en voz alta. No hay palabra alguna que tu alma pronuncie que se desee esconderse del mundo que la rodea. Simplemente te escuché.
No era sorpresa para ella, sabía a lo que se enfrentaba. En su agonía él poseía magias que ni los hechiceros mas antiguos conocían. Era el único ser capaz de sonreír y llorar a la vez... ¡y ambas por el mismo motivo!
No dudaba de su amor, no había ser mas increíble para ella, pero necesitaba saber la verdad, su secreto, eso que ni ella ni nadie había conseguido descifrar. Lo único que él nunca diría.
-¿Ahora responderás mi pregunta?. Él no iba a dejarla sumergirse en la imaginación, sabía lo peligroso de ese mundo.- ¿Qué haces aquí?
-Creí saberlo, pero no puedo asegurarlo ahora.
-Hace algún tiempo que nos conocemos ya, tal vez haga muy poco de eso, pero estoy seguro de saber reconocer cuando estas mordiendo tu lengua. ¿Acaso es tan difícil hablar?
-Tal vez para ti sea fácil, no tienes motivo alguno para sufrir. Si las cosas no salen bien solo partes en una nueva dirección olvidando y aprendiendo del mal paso. Amaría vivir de esa manera, pero entiende que solo soy una persona.
-Como todos. Pero eso no viene al caso, si no vas a retenerme aquí, debo irme.
-¡Espera!. Ella comenzó a desesperarse, sabía que no existiría una nueva oportunidad.
-¿Recuerdas aquellos fantasmas de los que te hablé?. Su mirada pasó a perderse entre las olas.- Esos son los fantasmas de la verdad y la locura. Me has amado todo este tiempo, aun cuando no comprendiste lo que sucedía a mí alrededor. Intentaste formar parte de esto sin suerte alguna y, aun así, no te rendiste. Tratas de encontrar palabras para decirlo sin percatarte que lo hiciste hace unos minutos.
-¡Te iras de todas formas, lo sé! No lo entiendo, ¿es que no te importa lo que sienta por ti?
-Por lo que sientes por mí, antes de partir, te dejare mis fantasmas. No puedo obsequiarlos, puesto que están hechos a mi medida, pero mientras te rodeen conocerás el secreto que tanto anhelas.
-¡No! ¡No digas eso! Si he de saber tu secreto quiero que de tu voz nazca la melodía. Dime que es lo que te han dicho, dime que ha sido eso tan importante que debes partir lejos de mí.
-Una mirada, 13... Una caricia, 8... Una verdad, 26... Un amor, 1.
Sus puños se cerraron mientras una lágrima se perdió en el mar. Ella nunca había visto tal dolor en un ser y mucho menos creía que él pudiese llegar a sentirlo. No entendía lo que quería decir ese mensaje, pero la mirada en el rostro de aquel joven desconocido descubría la importancia de las palabras.
No se atrevía a preguntar, estaba paralizada en el tiempo. Sabía el secreto, había llegado mas lejos que ningún otro ser y no lograba comprenderlo. Se sentía estúpida, tenía todo lo que siempre deseó y no sabía siquiera lo que era.
-Los fantasmas se hacen a medida e imposible es, para ser alguno, entender las palabras que para otro han sido pronunciadas. Es por eso que te los ofrezco, por el amor que siento hacía ti, para que hablen en tu idioma.
-Pero...¿por qué simplemente no te quedas?. Ella se había quebrado en lágrimas al fin.- ¡Quédate conmigo! No hagas caso a los fantasmas. ¿Son ellos más importantes que el amor?
-Ellos son el amor...
Así fue que él desapareció en el mar. No podía engañarla, conocía sus juegos, seguramente hubiese utilizado algún juego de luces para crear el efecto y que ella no pudiese perseguirlo.
Algo le decía que no podría verlo de nuevo pero que así debía ser. Entonces supo que solo restaba una cosa por hacer, oír lo que sus fantasmas tenían para decir. Él siempre le había dicho que el camino de la verdad era un camino solitario, donde el amor no es más que un simple fantasma de nuestros deseos. ¡Por supuesto que tenía razón! Solo que ella nunca se había percatado de eso. ¡Fantasmas!
Los fantasmas solo dijeron:
“Adiós es su nombre. Vacío el cuenco de sus ojos, deslumbrante espejo de su corazón. A donde te diriges amplio es el espacio, pues no existe nada en su interior. De amor ha sido cortado y con dolor tallado. Así lo ha visto, así fue. En los números su alma se esconde, su vida, su verdad. Marchará lejos para no ver su amor corrompido por el egoísmo, dejará ilusiones y metas que nunca serán. Si lo amas y lo ves partir, te amará. Si lo amas y lo aferras a ti, te odiará aun después de la vida. Su amor pertenece a un verde sol, a aquel espejo que, solo con él, en sinceridad refleja un alma. Se sabe humano por haber errado y allí encontrarás el refugio de su dolor. Sus lágrimas que ni de él mismo son, a su sol regala. Su sonrisa que ni de él mismo es, a su sol entrega. Su alma ha vendido, pues su vida ha obsequiado. Sombra fiel del amor eterno, heredero del dolor perpetuo y asesino, nosotros lo nombramos. Y si amor quieres llamarlo regálale libertad para su nombre, oscuro destino, perseguir en paz.”
Algo en su mirada dejaba relucir la ausencia de su ser, aunque sus ojos se posaban en ellas, él no estaba allí. Su mente, su ser entero, inventaba universos inexplorados, lugares donde la fantasía no tenía principio ni fin. Su mundo, su realidad, su secreto.
Ella lo sabía, pero era tal su amor que jamás podría permitirse aceptar tal universo, uno en el que ella no estaba invitada.
-Sea como sea, él me llevará en su corazón. Pensó.- No importa como ni cuando, si algo he aprendido es que imposible resulta destruir lo que llevamos dentro.
-Es verdad. Interrumpió él.- ¿Qué haces aquí?
-¿Como pudiste saber en que pensaba?. Sus ojos no dejaban pasar por alto su sorpresa.
-Te olvidaste de una parte importante de todo esto. Comentó riendo.- Cuando habla el corazón, lo hace en voz alta. No hay palabra alguna que tu alma pronuncie que se desee esconderse del mundo que la rodea. Simplemente te escuché.
No era sorpresa para ella, sabía a lo que se enfrentaba. En su agonía él poseía magias que ni los hechiceros mas antiguos conocían. Era el único ser capaz de sonreír y llorar a la vez... ¡y ambas por el mismo motivo!
No dudaba de su amor, no había ser mas increíble para ella, pero necesitaba saber la verdad, su secreto, eso que ni ella ni nadie había conseguido descifrar. Lo único que él nunca diría.
-¿Ahora responderás mi pregunta?. Él no iba a dejarla sumergirse en la imaginación, sabía lo peligroso de ese mundo.- ¿Qué haces aquí?
-Creí saberlo, pero no puedo asegurarlo ahora.
-Hace algún tiempo que nos conocemos ya, tal vez haga muy poco de eso, pero estoy seguro de saber reconocer cuando estas mordiendo tu lengua. ¿Acaso es tan difícil hablar?
-Tal vez para ti sea fácil, no tienes motivo alguno para sufrir. Si las cosas no salen bien solo partes en una nueva dirección olvidando y aprendiendo del mal paso. Amaría vivir de esa manera, pero entiende que solo soy una persona.
-Como todos. Pero eso no viene al caso, si no vas a retenerme aquí, debo irme.
-¡Espera!. Ella comenzó a desesperarse, sabía que no existiría una nueva oportunidad.
-¿Recuerdas aquellos fantasmas de los que te hablé?. Su mirada pasó a perderse entre las olas.- Esos son los fantasmas de la verdad y la locura. Me has amado todo este tiempo, aun cuando no comprendiste lo que sucedía a mí alrededor. Intentaste formar parte de esto sin suerte alguna y, aun así, no te rendiste. Tratas de encontrar palabras para decirlo sin percatarte que lo hiciste hace unos minutos.
-¡Te iras de todas formas, lo sé! No lo entiendo, ¿es que no te importa lo que sienta por ti?
-Por lo que sientes por mí, antes de partir, te dejare mis fantasmas. No puedo obsequiarlos, puesto que están hechos a mi medida, pero mientras te rodeen conocerás el secreto que tanto anhelas.
-¡No! ¡No digas eso! Si he de saber tu secreto quiero que de tu voz nazca la melodía. Dime que es lo que te han dicho, dime que ha sido eso tan importante que debes partir lejos de mí.
-Una mirada, 13... Una caricia, 8... Una verdad, 26... Un amor, 1.
Sus puños se cerraron mientras una lágrima se perdió en el mar. Ella nunca había visto tal dolor en un ser y mucho menos creía que él pudiese llegar a sentirlo. No entendía lo que quería decir ese mensaje, pero la mirada en el rostro de aquel joven desconocido descubría la importancia de las palabras.
No se atrevía a preguntar, estaba paralizada en el tiempo. Sabía el secreto, había llegado mas lejos que ningún otro ser y no lograba comprenderlo. Se sentía estúpida, tenía todo lo que siempre deseó y no sabía siquiera lo que era.
-Los fantasmas se hacen a medida e imposible es, para ser alguno, entender las palabras que para otro han sido pronunciadas. Es por eso que te los ofrezco, por el amor que siento hacía ti, para que hablen en tu idioma.
-Pero...¿por qué simplemente no te quedas?. Ella se había quebrado en lágrimas al fin.- ¡Quédate conmigo! No hagas caso a los fantasmas. ¿Son ellos más importantes que el amor?
-Ellos son el amor...
Así fue que él desapareció en el mar. No podía engañarla, conocía sus juegos, seguramente hubiese utilizado algún juego de luces para crear el efecto y que ella no pudiese perseguirlo.
Algo le decía que no podría verlo de nuevo pero que así debía ser. Entonces supo que solo restaba una cosa por hacer, oír lo que sus fantasmas tenían para decir. Él siempre le había dicho que el camino de la verdad era un camino solitario, donde el amor no es más que un simple fantasma de nuestros deseos. ¡Por supuesto que tenía razón! Solo que ella nunca se había percatado de eso. ¡Fantasmas!
Los fantasmas solo dijeron:
“Adiós es su nombre. Vacío el cuenco de sus ojos, deslumbrante espejo de su corazón. A donde te diriges amplio es el espacio, pues no existe nada en su interior. De amor ha sido cortado y con dolor tallado. Así lo ha visto, así fue. En los números su alma se esconde, su vida, su verdad. Marchará lejos para no ver su amor corrompido por el egoísmo, dejará ilusiones y metas que nunca serán. Si lo amas y lo ves partir, te amará. Si lo amas y lo aferras a ti, te odiará aun después de la vida. Su amor pertenece a un verde sol, a aquel espejo que, solo con él, en sinceridad refleja un alma. Se sabe humano por haber errado y allí encontrarás el refugio de su dolor. Sus lágrimas que ni de él mismo son, a su sol regala. Su sonrisa que ni de él mismo es, a su sol entrega. Su alma ha vendido, pues su vida ha obsequiado. Sombra fiel del amor eterno, heredero del dolor perpetuo y asesino, nosotros lo nombramos. Y si amor quieres llamarlo regálale libertad para su nombre, oscuro destino, perseguir en paz.”
Con una sonrisa los despidió. Dentro de ella el amor había hablado y sabía que era preciso dejarlo partir sin dolor alguno.
Se sintió especial como nunca pues, aquel que murió por amor y regresó, la había elegido para un nuevo intento. Y había triunfado, ya que ella le dio la fuerza para volver a amar y, aunque partiese de nuevo, él siempre llevaría parte de ella en su interior así como ella lo recordaría cada día.
Cada uno por su lado es como encontraron el amor, cada uno por su lado nada evitaría la victoria final.
Se sintió especial como nunca pues, aquel que murió por amor y regresó, la había elegido para un nuevo intento. Y había triunfado, ya que ella le dio la fuerza para volver a amar y, aunque partiese de nuevo, él siempre llevaría parte de ella en su interior así como ella lo recordaría cada día.
Cada uno por su lado es como encontraron el amor, cada uno por su lado nada evitaría la victoria final.
Él anhelaba un sol... Ella ya sabía amar...
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